sábado, 22 de marzo de 2014

El Matiz

23 de marzo, tercer domingo de Cuaresma

¡DAME DE BEBER!

La vida de los cristianos tiene en el encuentro una de sus mejores
realizaciones. De hecho el evangelio es una historia de encuentros,
tanto de Dios con su pueblo, a través de Jesús, como de Jesús
con tantas personas con las que se relacionó.

Y los encuentros son siempre sanadores. Sorprendentes. Llevan
una experiencia riquísima de compartir gratuitamente los dones que
tu y yo poseemos personalmente. De ese encuentro salimos los dos
muy beneficiados.

Un Jesús cansado del camino de la vida que sabe sentarse para
descansar y recuperar fuerzas. Y en este pasaje de la samaritana
lo hace junto al pozo de Sicar, en tierras de Samaría.

El sabe pedir. Y suscita en ella la enorme satisfacción de poder otorgar.
Ella termina por solicitar de Jesús el don que él posee.
En el camino hacia la Pascua encontramos, en esta tercera etapa
que comenzamos hoy, en Jesús el agua de vida fresca y reparadora
capaz de saciar nuestra sed: de paz, de alegría y de justicia.