viernes, 14 de marzo de 2014

El Matiz

16 de marzo, segundo domingo de Cuaresma

ESTE ES MI HIJO AMADO, ESCUCHADLE

En cualquier viaje, para cualquier camino,
es imprescindible saber la meta, saber a dónde vamos,
y, más importante aún, caminar, hacer camino.

Así ocurre en el camino hacia la Pascua,
que este año queremos recorrer como peregrinos:
saber que vamos hacia la Luz, la Vida,
la Resurrección.

Como el desierto en el domingo pasado, este domingo
nos coloca en un lugar también sagrado: el monte.
Son lugares, más que geográficos, de interiorización,
espirituales, de intimidad: Jesús se revela a sus amigos,
que necesitan un balón de oxígeno para no perder del todo
la respiración cuando en Jerusalén le vean roto, destejido,
sin figura, escandalosamente ajusticiado.

Ese es el sentido del Monte Tabor en el camino que
siguen los discípulos, con Jesús, hacia Jerusalén.